Extraido de: http://www.anticapitalistas.org/Grecia-al-borde-de-la-emergencia
Autores: Koyla Abramsky & Aris Leonas
Traducido por Miguel Artola
[Nota: Este texto forma parte de un artículo más largo que trata sobre la crisis global y los procesos de resistencia que está siendo escrito por Kolya Abramsky. En él se trata la cuestión de la lucha política a nivel global que se está produciendo en esta última etapa del desarrollo de la crisis, así como cuestiones como los límites del reformismo político, el control de los medios de producción y reproducción y el uso de la fuerza. Esperábamos que este artículo más largo estuviese disponible, pero no ha sido posible. Sin embargo, debido a la situación de urgencia que atraviesa Grecia y al hecho de que el curso de los acontecimientos puede cambiar radicalmente en unos días, él y Aris Leonas -el principal autor de este texto sobre Grecia- han decidido enviar esta parte por separado.]
En Grecia existen una serie de factores que indican que estamos al borde de una serie de grandes cambios. El trastorno en las operaciones básicas del Estado unido a la generalizada opinión de que la deuda griega no puede ser controlada (existen rumores constantes de que Grecia va a suspender pagos inmediatamente) son dos hechos que definen el marco de la inestabilidad política y crisis que parece ser el precursor de una crisis política más generalizada que se desarrollará primero en los regímenes de Europa del sur y posiblemente también en el corazón de la eurozona dada la creciente tensión producida por la crisis financiera y los desacuerdos entre los actuales dirigentes de la eurozona.
Los días previos a la cumbre de líderes europeos del 23 de octubre y a la cumbre del G20 en la primera semana de noviembre resultan cruciales. Algo tiene que ceder, y pronto. El proceso puede ocurrir en diferentes direcciones, para mejor o para peor. Existen rumores, verdaderos o no, que señalan al posible despliegue del personal militar de la EuroGendFor (Euro Gendarmerie Force) en Grecia en los próximos días.
Por una parte ha habido un increíble nivel de actividad política y movilización en amplias capas de la sociedad. La intensificación de las luchas ha atraído a un número creciente de personas a la par que la crisis se ha profundizado desde principios de 2009.
El desarrollo de los movimientos ha seguido el siguiente esquema: una serie de protestas y revueltas entre los estudiantes durante 2006-07 antes del anuncio oficial de la crisis de la deuda griega, varias semanas de protesta callejera durante diciembre de 2008 en protesta por el asesinato de un joven por la policía; movilizaciones de masas, trece huelgas generales desde el acuerdo con el FMI, el desarrollo de un movimiento de carácter político parecido al de los indignados y, por último, la resistencia expresada en la ocupación del espacio público y una serie de huelgas en industrias clave como el transporte y el ferrocarril.
Por otra parte, el alto nivel de movilizaciones no ha parado o ni siquiera ralentizado el ritmo de implantación de las medidas de austeridad, de las privatizaciones masivas a la par que la represión ha ido en aumento. Las protestas se han encontrado con una violencia extrema por parte de la policía y un número creciente de huelgas han sido declaradas ilegales.
A pesar de los altos niveles de organización, entre la gente existe un profundo sentimiento de desesperación y de falta de alternativas. Se ha extendido el pánico y una sensación generalizada de que estamos al borde del colapso económico, político y social. La reproducción de amplias capas de la sociedad resulta cada vez más difícil. Nada funciona, ni los servicios públicos ni el sector privado.
Las organizaciones políticas, tanto los partidos de la izquierda como aquellas situadas en el ámbito autónomo y antiautoritario, están bajo una enorme presión. La aceleración de la crisis económica ha resultado en una grave crisis política y la falta de una alternativa concreta resulta obvia.
Desde la izquierda distintas voces han comenzado a plantear la necesidad de formar un gobierno de izquierdas formado por una amplia coalición de los partidos de izquierda y pequeños grupos. Sin embargo, han sido incapaces de articular esta idea de una forma que sea capaz de inspirar al movimiento y a las luchas que han surgido de forma repentina y descentralizada.
Todo ello a pesar de que estos partidos son potencialmente bastante fuertes en las encuestas sumando en total un 26%, mientras que el PASOK baja hasta un 15%, y un 50% de los votantes declara que se abstendrán de votar en cualquier elección futura. Esta serie de partidos de izquierda serían: Syriza, una coalición de izquierdas nacida de los Foros Sociales, el Partido Comunista, un partido comunista tradicional con su propio sindicato y que ha recibido críticas generalizadas por su no disposición a unirse al resto de la izquierda en alguna coalición, Antarsia, una pequeña coalición de grupos anticapitalistas, y los Verdes, un partido relativamente reciente que está vinculado a los verdes europeos. La gente está sufriendo una presión creciente. Una parte cada vez más numerosa de la población es incapaz de pagar los impuestos, su hipoteca o incluso satisfacer sus necesidades básicas como la electricidad, los servicios sanitarios o la vivienda.
El desempleo está creciente de forma vertiginosa, y de hecho se espera que llegue al 25% durante el primer semestre de 2012. Las subidas de impuestos se están imponiendo a través de las facturas de consumo eléctrico, imponiendo una contracción acelerada de la economía, y el miedo e incluso el pánico se ha extendido entre amplias capas de la población activa. Todo ello ha creado una masa flotante de desempleados, sobreexplotados y trabajadores precarios. Estas capas de trabajadores no están conectadas a los sindicatos tradicionales organizaciones que generalmente han estado vinculadas a los dos principales partidos, el PASOK y Nueva Democracia.
El desempleo y la precariedad afectan principalmente a las generaciones más jóvenes, que se ven forzadas a emigrar, principalmente a Europa del norte y central, pero también a Australia y Canadá. Este proceso se ha producido de forma más marcada entre los trabajadores cualificados y aquellos que tienen titulación universitaria.
La situación actual El nivel y la intensidad de las luchas han crecido rápidamente desde el inicio del verano y, luego, durante las primeras semanas de octubre. La versión griega del movimiento de indignados (“Aganaktismenoi” en griego), que terminó con una serie de disturbios a mediados de julio, parece haber completado un primer ciclo en su existencia, dejando como legado un amplio espacio de interacción entre los diferentes movimientos y grupos a lo largo del país.
Ello se ha expresado en la forma de una variedad de luchas descentralizadas y espontáneas tales como huelgas y ocupaciones en el sector público, manifestaciones de masas y diversos disturbios. Durante este periodo han surgido nuevos comités de lucha en los que ha aumentando el número de participantes, mostrando la voluntad de secundar el llamamiento a una huelga de 48 horas realizado por la GSEE y ADEDY para los días 19 y 20 de octubre.
Aunque estos comités son todavía muy nuevos, se han demostrado como estructuras estables. Varían en su forma y expresión de lucha, abarcando tanto a comités a nivel de empresa, asambleas que organizan ocupaciones y reuniones barriales para coordinar las luchas locales y extender la movilización general como aquellas que tienen como epicentro las manifestaciones en el centro de Atenas.
Además han surgido nuevas formas de lucha durante este periodo. Entre ellas se incluye la ocupación de ocho ministerios y dependencias oficiales, el boicot de las operaciones del Estado a distintos niveles (administración municipal, oficinas de Hacienda, juzgados, etc.) o la ocupación de diversas infraestructuras. Cada día hay pequeñas protestas que también alteran el normal funcionamiento de la vida social y económica del país.
Sin embargo este alto nivel de movilización no ha conseguido frenar o siquiera ralentizar el ritmo de implantación de las medidas de austeridad ni de las privatizaciones masivas. Más aún, los intentos de crear una amplia coalición de todos estos movimientos no han podido concretarse en una nueva forma organizativa. Los partidos de izquierda, los activistas y los trabajadores se reúnen durante estas luchas de una forma relativamente caótica. Por ello resulta crecientemente importante intentar que estos comités recién surgidos se conviertan en los puntos focales para la construcción y defensa de un poder popular de masas a través de la lucha
Hasta ahora el gobierno ha intentado evitar cualquier tipo de explosión descontrolada que proviniese desde abajo, tales como largas ocupaciones de empresas públicas o la huelga de los trabajadores de limpieza. Además la represión ha ido en aumento. Las protestas callejeras se han enfrentado a un creciente nivel de violencia por parte de la policía. Un número creciente de huelgas están siendo declaradas ilegales, a la vez que el gobierno traslada al sector privado aquellas actividades que no puede desarrollar debido a las ocupaciones y huelgas en el sector público. Incluso se ha llamado al ejército para que acometiera las tareas de limpieza en la calle, debido a la huelga de los trabajadores de este sector.
La situación está llegando a un punto crítico y ya sólo es una cuestión de días. En los días previos a las cumbres anteriormente mencionadas el movimiento por abajo está intensificando sus acciones a través de huelgas y manifestaciones por todo el país. Al mismo tiempo el gobierno está realizando una serie de maniobras desde arriba, aparentemente preparando el camino para una dimisión del gobierno actual y la puesta en práctica en medidas antidemocráticas a un nuevo nivel basadas en torno al estado de emergencia.
Algunos movimientos dentro del gobierno indican que probablemente esta semana sea crucial en la crisis griega. En este sentido, resulta especialmente importante un artículo firmado por tres importantes ministros el pasado domingo 16 de octubre que contaba con el apoyo del ministro de finanzas V. Venizelos.
En ese artículo se hacía un llamamiento a que la sociedad siguiera lealmente las políticas acordadas con el FMI y se estableciera el beneplácito de la mayoría silenciosa contra las llamadas minorías que están perturbando el funcionamiento político del país.
Se podía leer las connotaciones antidemocráticas y autoritarias que evidencia la urgencia de la situación. Otro factor importante que refuerza la imagen de un gobierno en colapso se observa en el creciente número de importantes sindicatos y de un amplio número de militantes del partido que están abandonando el PASOK, a lo que habría que añadir también el abandono de un parlamentario.
Los rumores abundan sobre los distintos escenarios que pueden desarrollarse en los próximos días, y resulta virtualmente imposible saber cuales tienen algo de verdad y cuáles no. Entre ellos existe la idea de que va a llegarse a un nuevo compromiso social y político claramente antidemocrático entre los diferentes partidos de derecha que dará lugar a un gobierno de unidad nacional, o a la instauración de un gobierno de tecnócratas, la declaración del estado de emergencia, etc.….todo ello con vistas a evitar el desarrollo de un escenario aún peor, una amenaza que nadie quiere siquiera mencionar.
Esta amenaza tácita, que las autoridades políticas comprenden muy bien, no es otra que la de una revolución por abajo. La cuestión del poder político está sobre la mesa, y la crisis política actual será resuelta en las luchas de los próximos días y semanas de una forma u otra.
Esto es un llamamiento a los pueblos de Europa y de otras partes del mundo para que permanezcan atentos a los acontecimientos en Grecia, y a que estén preparados para las próximas etapas en el desarrollo de esta crisis político que pronto se extenderá, probablemente primero a otras partes del sur de Europa y luego al conjunto de la Unión Europea. La crisis política en Grecia ha tardado dos años en llegar a su clímax. Seguramente este tiempo se reduzca considerablemente en otros países a medida que la crisis europea y global se acelere. No hay tiempo que perder.