Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

Los Israelies en Guinea Ecuatorial: Cuando los sionistas te apoyan y el Mosad es tu guardaespaldas

Publicado en por Skiper

 Autor: Editado por Pedro Nolasco Ndong Obama

 Fuente: www.periodistas-es.org


¿Qué hacen los israelíes en Guinea Ecuatorial? ¿Son del Mosad o simples empleados del régimen? Llevan más de un lustro en el país centroafricano y copan sectores de defensa y seguridad, entre otros.

La presencia israelí en Guinea Ecuatorial parece tema tabú del que nadie quiere hablar, quizás por el temor que conlleva entremezclarlo con el Mosad, la infernal agencia de inteligencia sionista capaz de asesinar hasta un vendedor de chucherías sospecho de cruzar por su camino, como hizo hacia los setenta en noruega con el asesinato a sangre fría del camarero Ahmed Bouchiki, en la mal llamada operación “cólera de dios”, destinada a exterminar con los miembros de la organización pro Palestina “Septiembre Negro”, sospechosos del atentado de Múnich de 1972, en la que parecieron once atletas israelíes.

 

En Guinea Ecuatorial, los sionistas han entrado y bien, colaborando y dando apoyo sin condiciones al sistema, enseñándolo, por qué no, cómo se lleva a cabo operaciones como “plomo fundido” contra la disidencia más molesta y temida por el tirano [el que suscribe esta columna no quiere estar en el colimador del Mosad, ni quiere que se le tilde de antisionista, porque no tiene nada contra el pueblo israelí, salvo, como es de dominio público, su oprobio contra Palestina y ahora su colaboración con la tiranía de Guinea Ecuatorial].

 

La reducción de Israel puede ser interpretada como el último eslabón que faltaba al régimen de Malabo para completar su supremacía sobre el mundo civilizado y mantener a todos bajo sus botas, tras someter al ‘imperio en tres más uno’: Estados Unidos, Israel e Inglaterra y Francia. Los judíos copan sectores claves como defensa y seguridad nacional, guardia pretoria y clínicas privadas de la familia presidencial, sospechosas de matar a pacientes y de traficar con órganos de seres humanos. Teodoro Obiang ha planificado eternizarse en el poder y promover una dictadura hereditaria en Guinea Ecuatorial, tendencia más que ascendente en la llamada ‘democracia auténticamente a la africana’ acuñada por Francia y aceptada por potencias democráticos occidentales.

 

 En la actualidad, un puñado de países negroafricanos con constituciones democráticas y plurales sobre el papel si bien semánticas en la práctica, cuenta ya con dictaduras hereditarias – muy en consonancia con las monarquías absolutistas europeas –, la aquiescencia del imperio en tres más Francia y de la Unión Europea. En ésta órbita están la República Democrática del Congo (Kabila II, 2000), Togo (Eyadema II, 2008) y recientemente Gabón (Bongo II, 2009); a la espera de Guinea Ecuatorial, Camerún, Senegal, Burkina Faso, Costa de Marfil (con la madamme Bagbo que, de hecho, es la presidenta de facto desde que su marido asumió el poder en 1.999). Poco a poco y siempre bajo la complicidad de quienes traicionan y conducen a África a la deriva, el continente se convertirá, en menos de una década, en un mosaico de dinastías brutales, autocráticas y absolutistas.

 

En Guinea Ecuatorial, tío y sobrino reinan desde 1968 y desde hace tiempo la vía está libre para entronizar al hijo Teodoro Nguema Obiang (Obiang II), después de que en 1989 empezó a quebrar la salud del padre por una misteriosa enfermedad – él niega que sea cáncer de próstata o Sida – [soy diabético, Obiang I dixit]. Para ello, no quiere dejar ningún cabo suelto y ha recurrido a israelíes para garantizar la defensa y la seguridad de su entorno en caso de rebeldía poblacional contra sus planes.
 

 

Una primera demostración de lo que serían capaces de hacer los efectivos israelíes llegado la hora, se vivió con el ataque presidencial del 17 de febrero de 2008 por parte de bandoleros hasta ahora no identificados. Después de un encarnizado combate de más de cuatro horas y en el que murieron guardias nativos de la seguridad presidencial, los instructores israelíes entraron en acción y repelaron la toma del palacio, forzando el despliegue de los bandoleros que ya habían logrado hacerse con ciertos tesoros que Obiang guarda celosamente en su palacio Tres de Agosto.

 No preocupa tanto la presencia israelí en Guinea, sino a qué se dedican y en qué marco de cooperación y de colaboración lo hacen con una de las dictaduras más ignominiosas del continente africano y del mundo. Qué hacen en un país donde la corrupción política, institucional y económica, así como la violencia política contra la disidencia y la población interna son los principales idearios políticos de una clase gobernante infinitamente insaciable, que ha logrado, a través de la devotio y el clientelismo nacional y expatriado, crear un Estado familiar y corruptela, donde el terrorismo de Estado está más que al orden del día.

 

 Que se sepa, ni Israel ni Guinea han hecho público sus acuerdos de cooperación más allá de las simples relaciones diplomáticas, que se limitan a la representación diplomática judía con residencia oficial en Yaundé, la capital de Camerún y sin a penas un consulado en el país de Teodoro Obiang. No se sabe si Malabo tiene representación diplomática que se ocupa de Israel. Entonces y valga la redundancia, ¿qué hacen los israelíes en Guinea Ecuatorial? ¿Son reservistas, del Mosad o simples empleados del régimen? Según informaciones recogidas, los judíos presentes en el país centroafricano lo están en el marco de oscuros acuerdos, no con el Estado sino con la familia presidencial y operan en campos de defensa y seguridad presidencial. Están adiestrando un cuerpo especial de guardia pretoriana. La guardia pretoriana, que llevan preparando hace alrededor de cinco años es, en realidad, un ejército especial cuya misión fundamental consistiría en brutalizar a la población descontenta cuando se anuncie la sucesión hereditaria de padre a hijo en la presidencia de la República.

 

 Los entrenamientos se realizan en una academia militar improvisada cerca de Akoakam, poblado natal de Teodoro Obiang. Los reclutas destacan por la ferocidad que caracteriza al ejército israelí y han comenzado a maniatar sin ton ni son a la población indefensa, siendo innumerables los abusos y atropellos que cometen, desde asesinatos a sangre fría, pasando por extorsión y pillaje, aunque muy regular en todos los cuerpos uniformados del país. En una demostración de su capacidad, se han enfrentado con el propio ejército regular en más de una ocasión, para medir su certeza táctica sobre el terreno. Mientras, los militares gaboneses siguen ocupando la isla guineana de Mbañe desde 2003, en una demostración de fuerza, sin que pudiera intervenir ni el cuerpo especial de los israelíes ni menos el ejército regular del régimen.

 

Es de opinión general que los pequeños discípulos de los judíos son tipos alocados, como se les suministrara productos especiales para ser substancialmente salvajes. En definitiva su misión consistiría, de cara a la inminente sucesión, reprimir cualquier atisbo de reivindicación nacional que socave el traspaso anticonstitucional de la jefatura del Estado al primogénito de Obiang, Teodorino. La mayoría de los reclutas si no todos, son militantes de la llamada asociación hijos de Obiang, una especie de milicia y de policía política armada, predispuesta a dar su última gota de sangre a favor de los intereses de su amo.

Los militares judíos llegados de Israel son los que controlan, en la actualidad, el centro neurálgico de la defensa y de la seguridad del Estado guineano, sin que en ningún momento existan acuerdos oficiales en este sentido entre ambos Estados. Es lógico que muchos guineanos crean que un par de agentes del Mosad están presentes en el país para hacer lo que mejor saben hacer. El régimen está más fuerte que hace cinco años y ha sofisticado considerablemente su sistema de espionaje, de escuchas telefónicas ilegales y secuestros a disidentes en países africanos como Ghana, Benín, Nigeria, Camerún, Gabón, sin mayores complicaciones.

En lo demás, los centros clínicos que regentan los judíos - que cobran precios exorbitantes de 600 euros por ingreso al día – acumulan un historial de muertes misteriosas en pacientes que, en principio, no presentaban un diagnóstico clínico tal y se sospecha que les extraen órganos con fines comerciales. O, sea, los pacientes que acuden a dichas clínicas terminan inexplicablemente en el quirófano aunque el diagnostico inicial fuera de simple dolor de cabeza.

Con el tiempo, la historia revelará la realidad sobre la presencia judía en Guinea Ecuatorial, como ahora en Sudáfrica suenan tambores en ese sentido durante el tiempo del apartheid. Quizás aquí viene a cuento que la “cólera de dios” no es monopolio de nadie y puede adueñarse en cualquier pueblo. Cuando se adueñe del durmiente pueblo guineano la rabia contenida podría ser incontrolable, sea contra el régimen que contra sus aliados y los intereses que defienden a capa y espada. ¡Ojo al dato!.

 

Comentar este post