El algodón transgénico esconde un gran engaño
Fuente: www.tercerainformacion.es
Desde La India hasta Andalucía, COAG y Greenpeace presentan evidencias de como el algodón transgénico no supone mayores beneficios para los productores locales tal y como algunas voces se alzan sino todo lo contrario.
De hecho, el algodón modificado genéticamente (MG) resulta finalmente mas costoso para los agricultores, porque las semillas son mas caras que las variedades convencionales; porque de todos modos necesita productos fitosanitarios (necesidad que se incrementa con el tiempo debido a que la resistencia de las plagas se hace mayor en las sucesivas campañías), y porque los rendimientos de estas variedades no muestran diferencias significativas respecto a las convencionales.
Así se pone de manifiesto en varios informes, dos de ellos realizados por las universidades de Georgia [1] y Arkansas [2], y en otro más reciente de Greenpeace [3], ¿Quién cosecha de algodón? Análiisis comparativo de la economía de los agricultores que siembran algodón transgénico y ecológico en el sur de la India, que, por ejemplo, demuestra que el cultivo de algodónn ecológico puede generar ingresos un 200% superiores a los del transgénico.
El estudio de Greenpeace “para el que se ha tomado como ejemplo una regiónn de India“ demuestra como la utilización de algodón transgénico insecticida Bt incrementa los costes para el agricultor, ya que necesitan numerosos productos químicos que provocan su endeudamiento. Este análisis comparativo, realizado en la región de Andhra Pradesh, demuestra que el algodón transgénico requiere el uso de grandes cantidades de plaguicidas tóxicos y a pesar de ello no se logra el control total de las plagas.
Las personas que cultivan algodón transgénico se enfrentan a grandes deudas y tienen elevados costes del cultivo, lo que les hace mas vulnerables a las crisis financieras", ha señalado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la Campañía de Transgénicos de Greenpeace España.
El trabajo revela, además, que la deuda acumulada de los agricultores de algodón transgénico es un 65% mayor en las campañas 2008-09 y 2009-10 que la de aquellos que optaron por algodón ecológico. La situación es tan dramática, que el Gobierno indio lanzó en 2008 un paquete de medidas para cinco años por un valor de 200.000 millones de rupias unos “3.600 millones de euro“ para apoyar a los agricultores con problemas. "Este tipo de medidas demuestra la gravedad de la situación, pero resulta contradictorio porque el Gobierno indio permite y promueve el cultivo de algodón Bt, lo que implica que los agricultores sigan endeudados", ha declarado Carrasco.
Por su parte, los estudios norteamericanos ponen de relieve que las variedades transgénicas no traen consigo una mayor rentabilidad, porque no garantizan un mayor rendimiento, algo que depende de otras variables, como el manejo del cultivo. Además, sus semillas son a largo plazo notablemente mas caras, sobre todo, una vez implantadas, ya que en un principio se ofrecen a bajo precio para despés subirlo cuando ya se ha creado una relación de dependencia.
Todo esto demuestra lo que COAG siempre ha defendido, tal y como apunta el secretario de Organización, Eduardo López: además de las consecuencias que estos cultivos puedan tener sobre la salud o sobre el medio ambiente, con el algodón transgénico las cuentas no salen. Las voces que defienden su rentabilidad estan haciendo demagogia, sin aportar datos rigurosos. Quienes nos acusan de anacrónicos o de oponernos al progreso solo venden humo y no presentan números convincentes, porque con el transgénico las cuentas solo le salen a Monsanto.
Otro estudio diferente, por parte de un equipo de investigadores de la Universidad de Gattingen, en Alemania, y de la Universidad de Warwick, en Reino Unido sin embargo, ofrece datos distintos a los de Greenpeace y COAG. En este caso, se afirma que la ganancia total para todos los agricultores indios a través de la superficie cultivada de algodón en el año 2008 fue de aproximadamente mil millones de dólares. La mayor parte (el 60%) fueron ganancias para el sector mas pobre de la comunidad. Asimismo, se afirma que las mujeres del medio rural en India se han beneficiado con salarios mas altos y un aumento de las tasas de empleo en los lugares donde se cultiva algodón transgénico. Claro que este estudio forma parte de la revista Nature Biotechnology, la cual parece justificar los proyectos de las multinacionales de la biotecnología sin mirar el impacto social de las mismas, mirando siempre cuestiones de rendimiento.
Cabe destacar el enorme interes de las principales multinacionales en la edición científica, por ofrecer este tipo de publicaciones, normalmente de forma gratuita y, por lo general, asociado a sus productos. Las revistas cieníficas estan viviendo en 2010 una etapa de auge debido a la financiación por parte de las multinacionales. Esta situación es especialmente crítica en Europa, ya que hasta ahora solo las grandes compañías editoriales multinacionales (Elsevier, Highwire Press o Nature Publishing Group), que cuentan con estructuras muy dinámicas, se estan beneficiando. Las reglas del juego en el sector pueden llevar al colapso editorial de las mas humildes revistas científicas, por la necesidad de contínuas inversiones, la fuga de talentos, o la imposibilidad de competir con los grandes grupos. En España, esta situación es aún mas grave.
Volviendo al informe de Greenpeace, para la campaña 2010, seúºn las últimas previsiones de la Junta, Andalucía, esta comunidad autónoma cuenta con una superficie sembrada próxima a las 61.000 hectáreas, y una producción de unas 90.000 toneladas. siendo el 95% de la producción nacional algodonera. El número de explotaciones ha bajado hasta poco más de 6.000. El futuro del algodón no pasa por introducir el transgénico sino por potenciar aquellos manejos sostenibles económica y ambientalmente como la lucha biológica o el cultivo ecológico.