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plandemia

Las mascarillas nunca se fueron, ahora están regresando a lo grande

Publicado en por Skiper

Las mascarillas nunca se fueron, ahora están regresando a lo grande

Fuente: https://vernoncoleman.org/articles/masks-never-went-away-now-theyre-coming-back-big-time

Autor: Dr. Vernon Coleman

Traducción y corrección de la traducción: Skiper

Las mascarillas nunca desaparecieron. Deberían haberlo hecho, por supuesto, porque nunca hubo ninguna evidencia de que hicieran algún bien, aunque había muchas pruebas de que causaron grandes cantidades de daño a quienes los usaban y a los bebés y niños pequeños que, en lugar de ver rostros humanos, vieron ojos aterradores y rostros cubiertos con mascarillas.

Las mascarillas nunca desaparecieron porque los idiotas obedientes, conformes y colaboradores ignoraron la evidencia médica y científica que prueba que (como los pinchazos de covid-19) no hicieron ningún bien pero sí mucho daño y obedecieron a los asesores del gobierno, celebridades mixtas y una variedad de miembros de la familia real siguió usándolos.

Ahora, los gobiernos están aconsejando a los ciudadanos que comiencen a usar mascarillas si salen a la calle con un resfriado o gripe. Es, según afirman los conspiradores dementes, el hecho de no usar máscaras faciales lo que amenaza el servicio de salud.

Es de suponer que no saben que los médicos de cabecera parecen haber dejado caer los estetoscopios y se han ido de vacaciones permanentes a algún lugar cálido (dejando a los pacientes con pocas alternativas más que tratar de llamar a una ambulancia o ir al hospital) y tampoco saben que los líderes sindicales están organizando huelgas del NHS (Servicio de salud público en el Reino Unido) que están, creo, precipitando un programa de genocidio y de sacrificio de la población. Por qué los organizadores de la huelga no han sido arrestados por inspirar un programa aparentemente coordinado de homicidios nacionales es un misterio que solo los conspiradores pueden responder.

En los viejos y sensatos días previos a la locura, se aconsejaba sabiamente a las personas que se quedaran en casa, en el interior, y que se mantuvieran abrigadas y alejadas de otras personas, si tenían un resfriado o gripe.

Aparentemente, este sabio consejo ahora se considera pasado de moda. Como también el consejo (también eminentemente sensato) de taparse la boca y la nariz con el pañuelo (o la mano) si estornudas o toses.

Los que usan mascarillas ya no se tapan la boca porque son estúpidos y creen que sus malditas mascarillas tontas evitarán que los bichos pasen.

Me temo que, en poco tiempo, los asesores gubernamentales, los médicos del establishment y varias celebridades de la lista Z (probablemente ansiosos por una tarifa de £ 200 por promocionar mascarillas) les dirán a los idiotas colaboradores que usen máscaras en todo momento, incluso cuando comen, en la cama o en el baño...

Por fin, después de casi tres años de intentar encontrar un editor valiente (Soren Korsgaard) para producir copias de bolsillo de mi libro Prueba de que las máscaras hacen más daño que bien. El libro está repleto de evidencia científica que prueba sin lugar a dudas que las mascarillas faciales causan un daño masivo al usuario (y, de hecho, a los niños) y no sirven para nada en la prevención de infecciones.

La prueba de que las máscaras hacen más daño que bien  está disponible en la librería de este sitio web y directamente en www.koorsgaardpublishing.com.

Compre una copia y préstesela a todos sus conocidos para evitar que se propague la locura de las máscaras.

Y si desea ver (o compartir copias de) mis videos más recientes sobre mascarillas, puede encontrarlos aquí: 'Mascaritis crónica' (emitido por primera vez el 21 de febrero de 2022),

'Las mascarillas están destruyendo el desarrollo de los bebés' (emitido por primera vez el 27 de octubre de 2021),

'Las máscaras causan cáncer' (emitido por primera vez el 19 de agosto de 2021)

'La mayoría de los usuarios de máscaras estarán muertos o dementes en diez años' (emitido por primera vez el 24 de junio de 2021). Todos estos videos están disponibles en este sitio web.

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La Tierra en la silla eléctrica 18. Y llegó el 5G

Publicado en por Skiper

La Tierra en la silla eléctrica 18. Y llegó el 5G

Fuente: https://www.eldiestro.es/2023/01/la-tierra-en-la-silla-electrica-18-y-llego-el-5g/

Autor: Galo Dabouza

Decíamos ayer… que los campos electromagnéticos CEM artificiales producen numerosos efectos patológicos en los seres humanos, especialmente en los afectados de electro hipersensibilidad EHS. Estos enfermos sufren una vida agónica, obligados a separarse de la civilización. Pero cada día que pasa su agonía es peor, al sumarse cada vez más fuentes de CEM. 

Veíamos que sus síntomas son sospechosamente parecidos a los de la llamada “Covid”, pero que remiten, al menos parcialmente, con tratamientos tan extraños como el dióxido de cloro (ClO2), caminar descalzos o bañarse, preferiblemente en la mar. Y esto se puede comprobar con un voltímetro, tomando en una mano cada polo, antes y después del “tratamiento”. Es decir, que para quien no se crea lo que no puede ver, el efecto se puede medir y ver. 

Hasta hace poco, era relativamente frecuente que un enfermo de EHS viviese en una tienda de campaña, y gracias a ese sacrificio, salvaba la vida. 

Hoy, desde que Elon Musk ha llenado el cielo de satélites, y las compañías han llenado de antenas 5G urbes y campiñas, ese esfuerzo es estéril.

Porque un EHS veterano distingue claramente un teléfono móvil, de una antena, un wi-fi y de un satélite. Y de las de éste último no tiene escapatoria en ningún punto del globo. Un enfermo de EHS que conozco, se enteró de que se había encendido el CERN en julio de este año, antes de que lo anunciaran los medios de desinformación. Lo notó en su propio cuerpo. 

Ya vimos que Bartomeu Payeras y otros investigadores encontraron la correlación entre los CEM y la Covid. Pero si alguien tiene dudas, que investigue cuál fue la primera ciudad de China que implantó la red 5G. ¿Le suena el nombre de Wuhan?.

Y cuando alguien se entera de que San Marino fue la primera ciudad del mundo en implantar esta red, adivina con facilidad qué ciudad sufrió con más fuerza el ataque del Covid. Y sin embargo no lo dijeron los telediarios.

Esto explica el “efecto frontera” tan extraño que tuvo el “virus”. En lugares próximos unos a otros, en unos hubo muchos enfermos y muertos, y en otros casi nada. La respuesta son las antenas. 

Para evitar la confusión de las cifras, y no caer en trampas fáciles, recordemos que a la “Covid” se atribuyen 3 tipos de muertos diferentes: SIA, gripe común y pura iatrogenia genocida. Es decir, que en cualquier lugar, incluso sin antenas ni vacunas, puede aparecer algún muerto para etiquetarlo.

La “civilización” es, para los seres humanos que vivimos en ella, como hornos microondas, de los que estuvieron prohibidos en Rusia durante muchos años. Las bandas que utiliza el 5G se han utilizado como armas de guerra muchas veces, y hoy nos someten a todos, todo el día, a ellas. Muy aclaratorio el documental “Apocalipsis 5G, Evento extinción” para quien quiera conocer el mundo en el que nos hacen vivir. Ventajoso sustituto de una película o teleserie. (1)

Sin embargo tenemos el caso paradigmático de África. Allí hay muy pocas antenas, de la gripe casi no hay registros, y el sistema sanitario es tan ineficaz para curar como para asesinar. Resultado: el “Covid” pasó de puntillas por África. Y eso que, si realmente se hubiese tratado de una enfermedad infecto-contagiosa, y dada la escasez de medidas higiénicas, lo normal es que se hubiese cebado cruelmente en esa población. 

Y volviendo a la red 5G, utiliza varias bandas de frecuencias, todas mayores que las que utilizaban las redes 3G, 4G y 4G plus, por ello su carga energética es mayor, y son más dañinas para la salud. Pero nos podemos descargar más rápido el último capítulo de la teleserie. 

Ya se advirtió en 2019 que la frecuencia de 24 GHz que utilizan los satélites de telecomunicaciones 5G, interfieren con la que utilizan los satélites meteorológicos para estimular las moléculas de agua de las nubes para medirlas. (2) Es decir, es una frecuencia que se sabe que estimula las moléculas de agua como un microondas. ¿Y de qué estamos hechos los seres humanos en un 70%? ¡Qué casualidad!. Pero el lector puede estar tranquilo. Los científicos de nómina afirman que no hay pruebas de que estas frecuencias sean perjudiciales para la salud. 

Numerosos científicos ya han advertido de que alguna de las frecuencias utilizadas por la red 5G (recordemos que utiliza varias) se han utilizado en el pasado con éxito como armas psicotrónicas, capaces de producir daños neuronales y físicos e incluso la muerte, pero también sirven para inducir pensamientos y emociones a voluntad del emisor. (3, 4 y 5)

Y si tenemos grafeno en las venas, tanto mejor.

Sabemos de la intención, y sabemos que tienen el medio. ¿Lo usarán?.

Continuará.

1. Varios enlaces, para sortear la censura:

https://www.pinterest.es/pin/183451384809589771/

https://www.youtube.com/watch?v=Ins1FcAk3bk

https://www.youtube.com/watch?v=I4HrvetGtRQ

https://www.youtube.com/watch?v=hcFep3WZoEA

2. https://elpais.com/retina/2019/12/06/innovacion/1575626403_756777.html

3. https://www.ivoox.com/red-inalambrica-5g-arma-psicotronica-control-audios-mp3_rf_23158029_1.html

4. https://superocho.org/watch/x2a77W4BtFdwd2u?lang=spanish

5. https://www.elespanol.com/reportajes/20191208/alerta-psicotronicas-secretas-atacan-mentes-controlan-no/448205661_0.html

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La Tierra en la silla eléctrica 17. La electro hipersensibilidad EHS

Publicado en por Skiper

La Tierra en la silla eléctrica 17. La electro hipersensibilidad EHS

Fuente: https://www.eldiestro.es/2022/12/la-tierra-en-la-silla-electrica-17-la-electrohipersensibilidad-ehs/

Autor: Galo Dabouza

Dedicado a los incomprendidos enfermos de electro hipersensibilidad EHS.

Decíamos ayer… que la Tierra está expuesta a infinitas radiaciones y campos electromagnéticos CEM artificiales que interfieren nuestra fisiología y la de todos los seres vivos. Sin embargo parece que la mayoría de los humanos no lo notan. Pero ¿es cierto que no lo notan?.

Para empezar, ya ha quedado claro que numerosos efectos adversos de los CEM nos los pintan, para encubrirlos, como causados por los más variopintos gérmenes. Es decir, nosotros los sentimos, pero los achacamos a otras causas.
Sin embargo, hay un grupo cada vez mayor de personas que notan los CEM y sus perniciosos efectos. Notan quemazón al acercarse a un teléfono móvil o a una batidora encendida. Les duele la cabeza y tienen fiebre en la proximidad de una antena, al paso de un satélite de telecomunicaciones o delante de un ordenador. Un wi-fi encendido les produce mareos y urticarias. Sufren insomnio, fatiga crónica, fibromialgia, problemas digestivos y respiratorios. A veces pierden el gusto y el olfato. Diríase que tienen Covid persistente. Y bien mirado, así es. Según a lo que llamemos “Covid”.

Su vida es un infierno, y durante mucho tiempo ni siquiera saben lo que les pasa, hasta que un día, en un lugar alejado de la civilización, de repente se sienten bien. Todos los síntomas cesan, sin más causa aparente que alejarse de la “civilización”.

Gracias a Freud, la medicina convencional los tilda de histéricos e hipocondríacos y los manda al psiquiatra. Últimamente corren el riesgo de que les hagan una PCR, los diagnostiquen de Covid y los intuben hasta la muerte. “Afortunadamente” es difícil que vayan por su propio pie a un hospital. Con la plétora de instalaciones y aparatos eléctricos y electrónicos, para ellos, un hospital es un patíbulo. Ni soñar con hacerles un TAC, una resonancia magnética o una radiografía. Paciente kaput.

Por el contrario, los médicos bien informados, especie escasa, les diagnostican electro hipersensibilidad EHS. (1)

Incluso se ha emitido una serie de televisión con un caso de EHS,  (2) pero la mayoría de los telespectadores lo ven como una ficción, no como un caso real. Es decir, que los EHS no sólo sufren padecimientos inenarrables, a ellos deben añadir la incomprensión de la población y de la medicina oficial.

Wikipedia menciona la EHS, pero dejando perfectamente claro que no hay evidencia científica de que los CEM tengan otro efecto que el térmico, único admitido por la ciencia apesebrada. (3) 

Estos enfermos cumplen, en el mundo actual, la misma función que cumplieron en las minas de carbón los canarios. Avisarnos del peligro, que como el grisú de las minas, nos mata aunque no lo notemos.

En el extremo opuesto están nuestras autoridades, que quieren que todos vayamos en coche eléctrico. Un patíbulo con ruedas, que aparte de dañar nuestra salud, contamina el medio ambiente y agota recursos escasos. Piénsese en lo que puede sentir uno de estos enfermos en un coche eléctrico, cuando no soporta la proximidad de una batidora encendida.

Si ignoramos su agonía, mañana será la nuestra. Y no podremos decir que no estábamos avisados. En España se ha fundado una asociación de enfermos de EHS, que facilita información al respecto. (4)

Sospechosamente, esa “inexistente” dolencia suele aliviarse -que no curarse- con dióxido de cloro, barreras metálicas (jaulas de Faraday), earthing (caminar descalzo) o inmersión en agua, especialmente en el mar (el agua salada es más conductora). Es decir, restaurando el metabolismo del oxígeno y derivando la electricidad a tierra. Con un voltímetro, cogiendo un polo con cada mano, se puede ver cómo baja el voltaje de la persona que camina descalza o se baña. Y eso, aunque no sufra EHS.

Aunque lo hayan encubierto con otros nombres, para muchos que no sufren EHS, los CEM ya han sido la causa de su muerte. Lo llamaron gripe, Covid, diabetes, infarto y cáncer.

¿Cuánto tiempo seguiremos con la venda en los ojos?

Continuará.

https://www.sabervivirtv.com/medicina-general/que-es-electrosensibilidad-hipersensibilidad-electromagnetica_5789#:~:text=Es%20la%20llamada%20electrosensibilidad%20o,l%C3%ADmites%20de%20las%20actuales%20reglamentaciones.

https://www.inesem.es/revistadigital/biosanitario/electrosensibilidad/

https://es.wikipedia.org/wiki/Hipersensibilidad_electromagnética

https://electroyquimicosensibles.org/

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Tres años de involución

Publicado en por Skiper

Tres años de involución

Fuente: https://astillasderealidad2.blogspot.com/2022/12/tres-anos-de-involucion.html

Autor: posesodegerasa

En menos de tres años:

- Las consultas telefónicas han pasado de ser consideradas mala praxis a convertirse en algo eficaz y deseable

- Los experimentos de modificación del ADN, prohibidos por leyes internacionales, han sido no solo tolerados, sino estimulados casi hasta la obligatoriedad.

- El consentimiento informado ha sido arrinconado como una formalidad innecesaria.

- Las recomendaciones de no mezclar distintos tipos de inóculos o conservarlos a temperaturas bajo cero han sido olvidadas.

Tres años de involución

- Se ha cambiado la definición de "vacuna", de "enfermedad" (que antes de la aparición del "asintomatismo" se definía por los síntomas) o de "pandemia" para facilitar el negocio de la "Big Pharma".

- A los más miedosos y sugestionables se les ha convencido de que son héroes solidarios en vez de pusilánimes manipulables.

- Se ha olvidado que el fin de las vacunas es inmunizar, y en vez de ello se presentan como atenuantes de síntomas de una enfermedad inevitable.

- Se ha ignorado la necesaria prescripción médica para las inyecciones Covid. La automedicación, antes estigmatizada, se ha convertido en la norma.

- Se nos ha dicho que en invierno la gripe aparece o desaparece sin causa alguna que lo justifique.

- Los forenses han prescindido de las autopsias para rellenar certificados de defunción que, ahora, simplemente les son dictados.

- Ha dado igual tener estudios que no tenerlos: la gente ha convertido las proposiciones "con" y "por" en sinónimos, por lo que todo el que moría con Covid, así si a alguien le hubiesen atropellado o tiroteado, pasaba a contabilizar como víctima del bicho.

Tres años de involución

- Los médicos han pasado de buscar la curación del paciente a ser meros robots ejecutores de protocolos injustificados, improvisados, y frecuentemente fatales.

- Se ha asumido que las mutaciones de un virus son causadas por aquellos que no modifican su respuesta inmune al mismo, en vez de por aquellos que la han modulado con "vacunas", creando una presión a la que aquel responde con cambios adaptativos. ¡Entérate, Darwin!

- Se ha puesto la opinión de cualquier indocumentado por encima de las de Premios Nobel como Montaigner, Krugman o Mullis.

- El aislamiento, el evitar el sol y el aire libre y el obstaculizar la necesaria oxigenación del organismo han sido considerados como el tratamiento idóneo para una -supuesta- enfermedad respiratoria.

- La opinión pública ha tragado con ruedas de molino tan fastuosas como pensar que no se hicieron autopsias porque la manipulación de cadáveres Covid entrañaba un peligro mortal, mientras que las donaciones de órganos de esos mismos cadáveres se disparaban, y que el bicho atacaba en los lugares de ocio pero no en el transporte público (que se redujo en las principales ciudades, contribuyendo a aumentar la aglomeración) o que los pinchazos eran absolutamente seguros, ante lo cual no se explica que las farmacéuticas hayan exigido a los gobiernos (y obtenido de ellos) una absoluta exención de responsabilidad.

Tres años de involución

Toda esta narrativa no debería haber funcionado con personas de más de doce años, que se supone que analizan y no actúan por meros impulsos emocionales. La mala noticia es que ha funcionado. Entre otras cosas, la Plandemia ha sido el más vasto -y decepcionante- test de inteligencia que se haya hecho a la población mundial. ¡Menudo "selfie" de cuerpo entero e intelecto ausente le ha quedado al ciudadano del primer mundo!.
El caso de la gripe es suficiente, por sí solo, para darse cuenta de que nos han contado una peli de chinos sin pies ni cabeza:

- 2017: La GRIPE colapsa los hospitales de media España

- 2018: La epidemia de GRIPE mantiene saturados 60 hospitales de toda España

- 2019: La epidemia de GRIPE colapsa los hospitales y las urgencias

- 2020: Desaparece la gripe. Desde marzo ni un solo caso de gripe en todo el año y en todo el mundo. Todo es Covid-19

- 2021: La gripe sigue desaparecida, desplazada por el Covid-19 que, curiosamente, presenta sus mismos síntomas

- 2022: La GRIPE pone en jaque a los hospitales de seis grandes ciudades de la provincia de Alicante

Tres años de involución

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Big Pharma muestra signos de colapso ya que la masa crítica de la población ya no confía en la estafa de vacunas

Publicado en por Skiper

Big Pharma muestra signos de colapso ya que la masa crítica de la población ya no confía en la estafa de vacunas

Fuente: https://www.naturalnews.com/2022-12-27-big-pharma-collapse-population-distrusts-vaccine-scam.html

Traducción y corrección de la traducción: Skiper

A pesar de lo trágico que fue y sigue siendo, la farsa de la "vacunación" codiciosa ha llevado a muchos de los antiguos defensores de la vacuna a dudar de la intervención médica. De repente, ya no es marginal cuestionar la seguridad y la eficacia de cualquier vacuna, ya que son el único producto existente en el que los fabricantes no pueden ser considerados responsables por lesiones o muerte.

Si las inyecciones de medicamentos son realmente tan sorprendentes como afirma la industria de las vacunas, ¿Por qué se les otorga a los fabricantes esta protección de responsabilidad especial?. Claramente, Big Pharma no tiene tanta confianza en su afirmación de seguridad y eficacia como sus miembros quieren que todos lo estemos.

La creciente montaña de evidencia que muestra que las inyecciones de Covid están matando a la gente ahora hace que muchos se hagan la pregunta: ¿otras vacunas están haciendo lo mismo?.

“He sido testigo directo de lesiones por vacunas que ocurren a mi alrededor desde la infancia y he dedicado más tiempo del que puedo contar para comprender este problema, además de tratar de entender dónde encajo dentro de esta trágica mitología que ha atrapado a nuestra especie durante más de un siglo”. escribe “A Midwestern Doctor” (AMD) en su boletín El lado olvidado de la medicina.

“A partir de esta introspección, finalmente llegué a la conclusión de que la cultura aún no estaba lista para aceptar los daños de la vacunación y que era mejor para mí dedicarme a enfocarme en un área crítica diferente, que creía que estaba mejor equipada para abordar...”

Esa área crítica diferente incluye abordar las campañas que se han utilizado a lo largo de los años para promover las inyecciones de vacunas. Todo, desde la viruela hasta la poliomielitis y el sarampión, y ahora el Covid, implicó el uso del miedo para asustar a las personas y que les pinchasen.
Específicamente el caso con la viruela, finalmente fracasó a pesar de toda la publicidad agresiva, pero el daño ya estaba hecho. De repente, las inyecciones de vacunas, cargadas de toxinas como el mercurio y el aluminio, se convirtieron en un estándar de la medicina.

“Desde entonces, han aparecido otras vacunas problemáticas (pero no tan peligrosas)”, escribe AMD. “Aunque también ha surgido una protesta pública significativa contra su uso, nunca ha sido suficiente para replicar el éxito que pudieron lograr quienes lucharon contra las primeras vacunas contra la viruela”.

“Según mi propio análisis de este problema, creo que una de las mayores debilidades de las grandes empresas es que nuestro modelo económico actual hace que la codicia sea casi imparable y, como resultado, las industrias depredadoras eventualmente irán demasiado lejos y causarán una falla crítica para la industria, por ejemplo, una revuelta pública generalizada contra su producto.”

“Este es en gran medida el caso de la industria farmacéutica, ya que las vacunas representan una de las mejores áreas de crecimiento en la medicina (debido a la corrupción dentro de nuestro sistema, se puede fabricar una vacuna para casi cualquier cosa, absuelta de responsabilidad y exigida a la población).”

Las personas tienen más miedo a las lesiones causadas por las vacunas que a las enfermedades que supuestamente previenen las vacunas
La gran vacuna saltó al tiburón con vacunas Covid. Empujó demasiado, demasiado fuerte, incluso cuando se estaba volviendo innegablemente obvio que algo andaba muy mal con estas vacunas. Causan más efectos secundarios que casi todas las demás vacunas combinadas y, lo peor de todo, ni siquiera previenen el Covid como se afirma.

El hecho de que también fueran obligatorias levantó serias señales de alerta incluso para los fanáticos más acérrimos a favor de las vacunas que comenzaron a preguntarse: ¿por qué el gobierno tiene que recurrir a la tiranía y la opresión para obligar a las personas a tomar un fármaco experimental que podría matarlos?.

“Al mismo tiempo, muchas personas a las que recientemente se les puso la elección de tomar la píldora roja están fuera de sí porque gran parte del público no puede ver lo que está pasando, mientras que mis colegas y yo estamos profundamente agradecidos de que este tema finalmente haya dejado de ser un punto de vista político marginal y haya pasado a ser una posición política dominante, algo que, que yo sepa, no ha sucedido desde la debacle de la viruela hace un siglo”, escribe AMD.

Rasmussen una empresa encuestadora realizó recientemente una encuesta que muestra que la aceptación pública de las vacunas está disminuyendo. Cada vez más personas se muestran escépticas no solo de la vacuna contra el Covid, sino también de otras vacunas que pueden recordar haber lastimado a sí mismos, a un miembro de la familia o a un amigo. De repente, esas extrañas enfermedades que surgieron de la nada se vinculan con las inyecciones de vacunas en la mente de las personas, y la estafa Covid ha ayudado mucho a abrir los ojos de las personas.

La izquierda política todavía se inclina a favor de las vacunas en mucha mayor medida que la derecha política. Y aquellos que fueron pinchados por Covid temprano, es decir, los primeros en adoptar que se enamoraron del anzuelo, la línea y la plomada estafadores, aún afirman abrumadoramente que apoyan los pinchazos, lo cual es de esperar, aunque no sea por otra razón que el simple orgullo.

Pero hay un amplio término medio de personas, a muchas de las cuales se les dijo que tenían que recibir un pinchazo para seguir yendo a la escuela o trabajando, que ahora están completamente desanimadas ante la idea de recibir un pinchazo por cualquier cosa. Y es este grupo demográfico en crecimiento el que podría inclinar la balanza en contra de la industria de las vacunas a medida que pasan los años.

La publicación continua de datos que muestran que las lesiones por vacunas están fuera de serie desde que se introdujeron las inyecciones de Covid tampoco le está haciendo ningún favor a la Big Pharma. La gente está cada vez más asustada de sufrir lesiones por vacunas que de "contagiarse de Covid", que es algo que la industria de las vacunas trató desesperadamente de evitar que sucediera.

“Según los datos de las encuestas de Rasmussen, que creo que he demostrado que han sido confirmados por múltiples fuentes, debería quedar claro que una gran parte de los estadounidenses han perdido la fe en numerosas instituciones en las que antes habían confiado durante toda su vida”, concluye AMD.

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La Tierra en la silla eléctrica 16. El aceite de colza

Publicado en por Skiper

La Tierra en la silla eléctrica 16. El aceite de colza

Fuente: https://www.eldiestro.es/2022/12/la-tierra-en-la-silla-electrica-16-el-aceite-de-colza/

Autor: Galo Dabouza

Capítulo dedicado al Dr. Antonio Muro, al periodista Andreas Faber-Kaiser y al Teniente Coronel médico D. Luis Sánchez-Monge Montero. Nihil prius fide.

Decíamos ayer… que las autoridades tienen una imaginación desbordante para insultar nuestra inteligencia e intentar engañarnos. Haremos ahora un paréntesis en los campos electromagnéticos CEM para poner el punto de mira en uno de los casos más graves de estafa sanitaria de la que nuestras autoridades fueron cómplices y encubridores. Este ejemplo ilustrará al lector de hasta dónde son capaces de llegar para llevar adelante sus planes.

El famoso caso del  “síndrome tóxico” o del “aceite de colza desnaturalizado” es el paradigma del fraude sanitario, con resultados mortales. 

El 1 de mayo de 1981 se inició en España una epidemia de neumonía atípica. En un principio, y como ya es habitual, para despistar a incautos se acusó a algún microorganismo desconocido respiratorio de la familia de la legionella. De este modo se perdieron estérilmente meses, en los que se podría haber tratado eficazmente la patología. Finalmente se admitió la vía digestiva, pero se eligió como arma homicida el aceite de colza desnaturalizado, tratado con anilinas, y a sus vendedores como chivos expiatorios. En realidad, otra nube de humo para distraer del verdadero culpable.

Las anilinas no son más tóxicas que el azúcar, pero ni siquiera se intentó el tratamiento conocido y eficaz para la intoxicación de las anilinas, el azul de metileno, prueba de que las autoridades sabían que era pura farsa. En su lugar se aplicaron tratamientos sintomáticos inútiles, y a causa de esa criminal conducta la inmensa mayoría de los enfermos siguieron sufriendo y muriendo durante meses.

Paradójicamente, está demostrado que muchos de los afectados no probaron nunca una gota de ese aceite de colza, aunque todos tuvieron que admitir haberlo tomado, para solicitar las indemnizaciones. Por un extraño capricho de las autoridades, reconocer haberlo consumido era conditio sine qua non para cobrarlas. 

Pero no todos los expertos se dejaron engañar por las “autoridades”. Desde muy pronto, diversos médicos vieron en esos extraños síntomas, los propios de una intoxicación con organofosforados, que son sustancias muy conocidas como insecticidas y gases de guerra neurotóxicos.  

Entre los que así lo vieron y publicitaron estaba el Dr. Ángel Peralta Serrano, endocrinólogo del Hospital de La Paz, designado perito para el juicio del síndrome tóxico, que en un informe elaborado el 12 de mayo -a los 10 días de iniciado el brote epidémico- dice, literalmente: “existe información toxicológica y clínica en países donde el fenómeno descrito se ha reproducido en cierto modo. El mito del “síndrome nuevo”… no es de recibo… debe aceptarse que la molécula fosfórica afectará al hígado y otros órganos (especialmente el hígado, donde se cataboliza el veneno)”.

Más adelante, en otro informe, el mismo médico insiste en los organofosforados como causantes, y en la necesidad de usar el antídoto típico para este tipo de intoxicación, la atropina, de la que dice que está siendo usada con éxito por un médico militar, con resultado de curación completa de los pacientes. Literalmente dice “En plena era espacial el hombre explora el Universo. Sin embargo un cuadro clínico recortadísimo, patológico de intoxicación por organofosforados, no se identifica”.

Las autoridades lo silencian, al igual que al médico militar al que menciona, el Teniente Coronel médico D. Luis Sánchez-Monge Montero, que fue el que curó con atropina a varios enfermos. (1) En su caso lo tenía muy fácil. Desde hace 50 años, todo soldado español debe llevar en su equipo individual de protección NBQ (nuclear, bacteriológico y químico) dos auto inyectables de atropina, precisamente para el caso de ataque con gases neurotóxicos organofosforados. (2) La terapia funcionó, y el médico militar publicó sus éxitos en la Tribuna Médica del 19 de marzo de 1982. 

En un comportamiento inexplicable -para quien no sepa cómo funciona el mundo-, las “autoridades” prohibieron el tratamiento y silenciaron al militar.

En la misma línea investigaba el Dr. Antonio Muro Fernández-Cavada, director del Hospital del Rey, que fue fulminantemente destituido de su cargo por defender la teoría de los organofosforados. Hay quien sospecha que su muerte, de un oportuno cáncer antes del juicio -como muchos otros médicos disidentes-, no fue accidental (3).

Este heroico doctor, a pesar de su destitución, se dedicó en cuerpo y alma a investigar el síndrome tóxico. Fue el primero que apunto al aceite como posible culpable. Lo descartó rápido, al averiguar que la mayoría de los enfermos no lo habían consumido. Una trepidante búsqueda, digna de la mejor película de acción e intriga, lo llevó hasta un huerto de tomates en Almería, y como vehículo del tóxico encontró el Nemacur 10, un plaguicida fabricado por Bayer.

Otros investigadores serios descartaron la culpabilidad del aceite de colza por la misma razón. Muchos muertos y afectados jamás lo habían probado. Y por contra, muchos consumidores de ese aceite no tuvieron síntoma alguno. Sin embargo todos los afectados habían consumido tomates de los mismos puestos de venta ambulante. Estos tomates, al parecer, fueron cultivados en Roquetas del Mar, Almería. Con ellos la CIA investigó los efectos de los organofosforados por vía digestiva. (4)

Los españoles hicimos el papel de conejillos de indias, con la connivencia dolosa de nuestro gobierno. Porque el criminal empeño en impedir un tratamiento eficaz se hizo a instancia de las autoridades yanquis. Si se hubieran tratado de modo rápido y eficaz, se habría chafado el experimento.

En el esfuerzo de dar por buena la increíble versión oficial, la comisión de la OMS sobre el tema, se llamaba “Comité Científico Directivo de la OMS sobre el Síndrome del Aceite Tóxico”. Así se evitaba que nadie apuntase en la dirección “equivocada”.

Se nota que la batuta está fuera de España, y por encima de cualquier diferencia política, porque la tragedia comenzó con el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo (UCD) y terminó, con un juicio perfectamente amañado para culpar a los inocentes aceiteros, gobernando Felipe González (PSOE). 

Quien quiera ampliar datos, lo mejor es que lea la magistral obra de Andreas Kaber-Kaiser “Pacto de silencio”, que le costó la vida. Mejor que cualquier novela de misterio. Pero cuidado, que hay muchas ediciones cuidadosamente censuradas.

1 https://sindrometoxico.wordpress.com/tag/luis-sanchez-monge/

2 https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1887-85712014000100002


https://elpais.com/diario/1985/04/17/sociedad/482536803_850215.html#:~:text=Antonio%20Muro%20Fern%C3%A1ndez%20Cavada%2C%20m%C3%A9dico,%C3%BAltima%20ve

https://elpais.com/diario/1988/02/23/sociedad/572569203_850215.html#:~:text=Seg%C3%BAn%20estos%20m%C3%A9dicos%2C%20de%20las,mercadillos%20y%20por%20venta

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SOTT Radio Network N.º 406, 17 de diciembre, 2022 - Graham Hancock, civilizaciones perdidas y ciencia corrupta

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La Tierra en la silla eléctrica 15. Montando el fraude

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La Tierra en la silla eléctrica 15. Montando el fraude

Fuente: https://www.eldiestro.es/2022/12/la-tierra-en-la-silla-electrica-15-montando-el-fraude/

Autor: Galo Dabouza

Dedicado a los incomprendidos enfermos de electro hipersensibilidad EHS.

Decíamos ayer… que los campos electromagnéticos CEM y las radiaciones no ionizantes perjudican la salud de todos los seres vivos, animales o vegetales, al interferir el metabolismo del oxígeno, aunque la medicina oficial de occidente no les atribuye más efecto que el puramente térmico. Como también vimos, en “Rusia y satélites” (como decían los antiguos pasaportes españoles), por el contrario, se conocían y estudiaban sin complejos esas patologías. 

Así, por ejemplo, en Konstantynow, Polonia, se estudiaron los efectos de una gran antena de telecomunicaciones en la salud de la población y en los resultados académicos de los niños. Se concluyó que comprometía gravemente la capacidad de concentración, la memoria y la inteligencia de los niños, empeorando notablemente su rendimiento escolar, al tiempo que afectaba la salud de toda la población, produciendo elevados niveles de cortisol y colesterol, hipoglucemias, trastornos del tiroides y la hemoglobina, y un largo etcétera. La antena objeto del estudio fue clausurada en 1991, tras 16 años dañando a los vecinos.

En España, a pesar de los complejos, de vez en cuando las autoridades enseñan la patita. 

Eso es lo que ocurrió en el barrio coruñés de O Seixal en mayo de 2021, cuando el gobierno español se vio obligado a clausurar un radiofaro por las quejas de los vecinos. (1) Un radiofaro no es otra cosa que una antena desde la que se emite una señal continua, ordinariamente en morse, que gracias a una antena goniométrica instalada en buques o aeronaves, les permite localizar el origen de la señal y orientarse, incluso de noche y en medio de la niebla, mediante lo que en navegación se denominan radiodemoras.

Pero si Vd. se queja de una antena de telefonía instalada delante de su casa, es un paranoico. Como los agentes de la Policía Nacional de Tenerife, de los que varios sufrieron tumores cerebrales tras la instalación de una antena de telefonía delante de la comisaria. (2)

Si alguien tiene la peligrosa tentación de creer a nuestras autoridades, debe saber que el historial de estafas mortales es casi infinito.

Durante siglos, se supuso que el escorbuto era una enfermedad contagiosa, porque solía afectar a grupos humanos simultáneamente. Ya entrado el siglo XX se descubrió que no había tal contagio. Lo que había era un factor ambiental común: falta de vitamina C. 

Con muchas otras enfermedades (gripe, Covid…) ocurre lo mismo, con la diferencia de que la medicina oficial no conoce (o no quiere conocer) el factor ambiental común, y nos acaban engañando con un “virus contagioso”.

En el caso del sars-cov-2 se da la extraña circunstancia de que el Ministerio de Sanidad ha reconocido oficialmente carecer de pruebas científicas de su existencia. (3) En un estado de derecho, eso supondría la nulidad de todas las prohibiciones y obligaciones impuestas a los ciudadanos.

Como ya explicamos, bastaría con aplicar el art. 9.3 de la Constitución, que nominalmente establece la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos (¡que bonitas y huecas palabras!) y el art. 4.1 de la Ley 40/2015 de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas, que exige, para cualquier medida que restrinja derechos o imponga requisitos, cumplir los principios de necesidad, proporcionalidad, adecuación y no discriminación. Ojalá se cumpliera esta norma. Porque ¿cuál es la necesidad de protegernos de un virus cuya existencia científica no está demostrada?.

En suma, que la verdad incontestable es que no hay pruebas de la existencia del virus asesino. Pero ya no nos pueden engañar. SABEMOS que no existe ni ha asesinado a nadie. Han sido los CEM y sus aliadas, las “vacunas”.

Pero las mentiras sanitarias no son un problema de hoy. Tenemos antecedentes en España. Y ahora los veremos.

https://www.laopinioncoruna.es/gran-coruna/2021/05/01/eliminara-radiofaro-o-seixal-radiacion-49935397.html

https://www.antena3.com/noticias/canarias/informacion/agentes-policia-denuncian-exceso-radiacion-antenas-moviles_201303135c5b7aac0cf24ca87af92ed6.html

https://www.eldiestro.es/2021/09/bombazo-sanidad-reconoce-que-no-dispone-de-cultivo-de-sars-cov-2-ni-registro-de-laboratorios-con-capacidad-de-cultivo-y-aislamiento-para-ensayos/

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La Tierra en la silla eléctrica 14. Animales y plantas

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La Tierra en la silla eléctrica 14. Animales y plantas

Fuente: https://www.eldiestro.es/2022/12/la-tierra-en-la-silla-electrica-14-animales-y-plantas/

Autor: Galo Dabouza

Dedicado a los incomprendidos enfermos de electro hipersensibilidad EHS.

Decíamos ayer… que los campos electromagnéticos (CEM) alteran el metabolismo del oxígeno, produciendo numerosas enfermedades. Pero el resto de animales, e incluso las plantas, también metabolizan el oxígeno, gracias a las porfirinas. Y también sufren daños a causa de los CEM.

Todos tenemos en mente la gripe porcina, la gripe aviar y hasta la Covid, de la que se especularon las teorías más estrambóticas de contagio, con pangolines y murciélagos por medio. Lo que hay de cierto en todo ello es que esos animales, y todos los del planeta, en realidad sufren el mismo factor ambiental: los CEM.

Cualquier apicultor sabe de las penurias que sufren desde 1996 las abejas. Casualmente, desde la extensión masiva de la telefonía móvil, y particularmente en las proximidades de las antenas. Porque no es casualidad -para su desgracia- que los insectos tengan también antenas, que realizan su trabajo con las radiaciones artificiales igual que con las naturales.

O los centenares de aves muertas misteriosamente en las proximidades de las antenas. Porque las aves, a diferencia de las animales terrestres, en vuelo no pueden descargar a tierra la radioelectricidad que reciben.

Y no solo mata a las aves, también daña su sistema neurológico, como ocurre con las palomas mensajeras, que desde ese mismo año se extravían como no lo habían hecho nunca. 

Poblaciones enteras de aves, incluso los ubicuos gorriones, desaparecen de las proximidades de algunas antenas.

En los zoológicos, y sin cambios en la dieta, no sólo aumentó el número de enfermedades coronarias, también aumentó el sobrepeso, y hasta 10 veces el número de tumores cancerosos.

Gracias a esta coincidencia, en la que los animales sufren nuestras mismas dolencias, las autoridades aprovechan a menudo para lanzar nubes de humo sobre la verdadera causa de nuestros males. Acusan a una especie cualquiera, ya sea cerdo, gallina, caballo, perro o gato, de contagiarnos tal o cual enfermedad y sacrifican innecesariamente a miles de ellos. Con este proceder nos infunden pánico, al tiempo que, como el prestidigitador, nos llaman la atención sobre un aspecto inocente (un supuesto virus) para ocultarnos al verdadero culpable (los CEM).

Respecto de la vegetación, los árboles también sufren innumerables daños a causa de los CEM. En los años 90 se habló mucho de los bosques afectados por la lluvia ácida. Sin embargo nadie nos contó que aquella lluvia era muy extraña, porque en muchos lugares afectaba sólo a una ladera, la orientada hacia una antena o un radar, y no afectaba a la opuesta.

Y los árboles de la ladera afectada tenían el anillo de crecimiento algo más pequeño, no en el lado norte, como es lo habitual en el hemisferio Norte, sino en el orientado a la antena o al radar. Donde los radares fueron eliminados, la “lluvia ácida” desapareció, y los árboles volvieron a crecer normalmente. Casualidades.

En Alaska hay registro de árboles dañados desde época tan temprana como 1916, pero es que allí, en Sitka, se instaló una antena de radio de largo alcance en 1907.

En el Amazonas aparecieron bosques dañados en 2005. Inicialmente se le echó la culpa, como no podía ser de otro modo, al calentamiento global y la sequía. Pronto se vio que la sequía no producía efecto alguno en determinadas zonas, mientras que en otras, donde no hubo siquiera sequía, había importante devastación. 

Lo que ocurrió realmente fue que, en 2002, EEUU desplegó en Brasil un sistema de radiocontrol de la selva, para monitorizar el movimiento de guerrilleros y narcotraficantes, que costó 1.400 millones de dólares, e incluía 35 radares, 200 estaciones flotantes, 8 aeronaves con radar y centenares de otras instalaciones. Los funcionarios que lo controlan se jactan de que se enteran si alguien pisa una rama en cualquier lugar del Amazonas. Pero esto ha sido a costa de la selva y de la gente que vive en ella y de ella.

Para salir de dudas, en Colorado, EEUU, se hizo en 2007 un experimento. Este estado cuenta con una completa red de 203 estaciones de radio que cubren todo el territorio. El experimento: se plantaron 27 álamos temblones, 9 protegidos por pantallas de aluminio opacas a las radiaciones electromagnéticas, otros 9 con pantalla de fibra de vidrio, transparentes a la luz y a la radiación, y otros 9 sin protección alguna. La radiación la proporcionaban las antenas de la zona. 

En dos meses, los álamos protegidos por una pantalla metálica habían crecido un 74% más que el resto. La pantalla de fibra no tenía efecto alguno. 

En 4 meses el aspecto de los álamos protegidos por aluminio era infinitamente mejor que el de los otros 18.

Como podemos ver, la culpa de la deforestación la tiene el calentamiento global, la lluvia ácida, la televisión, que hace rallas, y la abuela, que fuma.

Y no descartemos que, cualquier día, nuestras autoridades acusen a las petunias o los crisantemos de contagiarnos un extraño retrovirus cuando las olemos, y que los nuevos enfermos contagiarán al resto de humanos solo con la mirada. Otra vez todos en pánico encerrados en casa, esta vez con gafas oscuras, “por nuestro bien”.

Eso sí, cuando fueron los tomates los que nos mataron, ese día hicieron un malabarismo para echar la culpa al aceite de colza. La CIA manda. Pero eso es otra historia y será contada en otro momento.

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El Covid y la cultura del miedo

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El Covid y la cultura del miedo

Fuente: https://www.fpcs.es/el-covid-y-la-cultura-del-miedo/

Autor: Fernando del Pino Calvo-Sotelo

Durante dos años hemos sido testigos del mayor y más exitoso experimento de control del comportamiento de la población de la Historia.

Esta masiva manipulación psicológica, que el paso del tiempo nos permite analizar con mayor sosiego, no podría haber tenido tanto éxito de no haber encontrado el campo abonado en una sociedad previamente debilitada por la Cultura del Miedo.

La Cultura del Miedo nos infunde un miedo constante a todo mientras pretende que no confiemos en nosotros mismos sino en el Poder, carcelero benevolente a quien debemos entregar nuestra libertad para que nos proteja de todo mal en el único lugar verdaderamente seguro: entre rejas.

Así, sólo podremos estar a salvo de todo peligro si cumplimos a rajatabla las normas que nos imponga el Poder en cada momento.

El ejemplo más patente de la Cultura del Miedo ha sido el experimento totalitario puesto en marcha durante el Covid, esa “gran oportunidad”, en palabras de los iluminados del Foro Económico Mundial.

El miedo
El primer ingrediente de este experimento fue el pánico creado por la campaña de terror mediático, diseñada para lograr que la población aceptara unos atropellos alucinantes y se inyectara alegremente unas “vacunas” y terapias genéticas experimentales.

Esta histeria colectiva, creada adrede, permitió escenarios dictatoriales, como abusos policiales, toques de queda y confinamientos, mientras aparecía la penosa figura del colaboracionista que denunciaba a sus vecinos, una imagen típica de regímenes totalitarios.

Causa estupefacción la hipocresía de políticos y medios occidentales, que habiendo defendido el encierro de sus ciudadanos y la persecución como delincuentes de quienes osaban desobedecer, aparentan escandalizarse ante los confinamientos en China y aplauden a los manifestantes que se atreven a protestar contra la tiranía.

La mentira
El segundo ingrediente fue la mentira, pues la clave de la campaña de terror fue la ocultación de un dato esencial: desde mediados del 2020 se sabía que el covid sólo era una enfermedad potencialmente grave para la población de riesgo, una minoría definida por edad y cuatro comorbilidades: obesidad, diabetes, hipertensión y cardiopatías.

Para el resto, el covid era una enfermedad estadísticamente leve, como señalaron numerosos estudios epidemiológicos internacionales[1], España incluida[2]. Estudios más recientes[3] han cuantificado la letalidad (IFR) del covid en el 0,03% para menores de 60, siendo asintótica con el cero para personas sanas menores de 30.

La campaña de terror no fue espontánea sino deliberada, incluso planificada desde el poder: documentos del gobierno británico revelan que, preocupado porque “un número sustancial de personas no tenía una suficiente sensación de peligro”, propuso que “su nivel de percepción de peligro fuera aumentado con mensajes emocionales impactantes a través de los medios”[4].

Así, durante dos largos años, los obedientes medios de comunicación publicaron diariamente, en un bombardeo de terror sistemático parecido al utilizado para la tortura psicológica de prisioneros, los relatos y las imágenes más aterradoras posibles, personas intubadas y cuerpos tapados con una sábana.

Con el objeto de que nadie se sintiera a salvo, las historias de terror alternaron metódicamente casos de distintas edades y enfatizaron el contagio de asintomáticos, muy inhabitual (como se sabía desde el 2020[5]) y el contagio por superficies, enormemente improbable (como se sabía desde el 2020[6]).

Los medios de comunicación nos hicieron creer que estábamos ante un asesino invisible con súper poderes. No era verdad, y cuando los yonquis del poder les ordenaron parar, lo hicieron, y de la noche a la mañana no volvieron a hablar del Covid.

Medidas despóticas y arbitrarias
Las medidas liberticidas e irracionales se sucedieron una tras otra. Los ilegales confinamientos (¡de personas sanas!), criticados por los mejores epidemiólogos del mundo[7], fueron un completo desastre que arruinaron mental[8] y económicamente a decenas de miles de personas sin beneficio alguno, llegando a la barbarie de condenar a nuestros mayores a morir solos.

Tras decir que las mascarillas eran inútiles, nos las impusieron sádicamente hasta en el campo y en la playa, algo tan ridículo que da vergüenza recordarlo. La evidencia científica sobre su utilidad epidemiológica frente a un virus brillaba por su ausencia y, consecuentemente, no impidieron que se sucedieran ola tras ola de contagios[9], pero daba igual. Lo que sí lograron las malditas mascarillas fue trasladar una permanente sensación de peligro que convertía al otro en una amenaza.

El uso de mascarillas de tela, compradas en tiendas de ropa por su estampado y no por su capacidad de filtro, indicaba que estábamos ante una completa farsa, pero la sugestión colectiva era tan fuerte que la gente sencillamente no pensaba.

Esta foto del último Congreso del Partido Comunista Chino muestra la naturaleza política de ese símbolo de sumisión que es la mascarilla:

Los que mandan pueden estar sin ellas; los mandados, no.

Los que mandan pueden estar sin ellas; los mandados, no.

El infame pasaporte Covid
Quizá el mayor abuso del derecho y de la razón fue la imposición del pasaporte Covid, pues las vacunas y terapias genéticas nunca previnieron el contagio ni la transmisión de la enfermedad, como hace pocas semanas reconoció el propio Pfizer ante el Parlamento Europeo.

Así, el argumento de la “inmunidad de rebaño” (¿recuerdan?) fue otra mentira deliberada para lograr la vacunación universal, pues las vacunas nunca fueron esterilizantes y, por lo tanto, jamás pudieron haber frenado la transmisión.

Sin embargo, a sabiendas de la falsedad del argumento y con el único fin de promover torticeramente la vacunación, el contubernio político-mediático-farmacéutico, apuntalado en España por una bochornosa sentencia del Tribunal Supremo[10], logró imponer el pasaporte Covid en algunas regiones haciendo creer que los vacunados estaban protegidos y desatando una caza de brujas contra los no vacunados, acusándoles falsamente de propiciar la continuación de la epidemia.

Como nos recuerda Hannah Arendt en Los Orígenes del Totalitarismo, “han existido hombres capaces de resistir a los más poderosos monarcas y de negarse a someterse ante ellos, pero ha habido pocos que resistieran a la multitud, que, encontrándose solos ante las masas manipuladas, se atrevieran a decir no cuando se le exigía un sí”. Esto fue exactamente lo que hicieron quienes decidieron no vacunarse.

En realidad, el pasaporte Covid jamás tuvo nada que ver con la Medicina sino con la creación de un precedente de Identidad Digital, idea distópica que desde hace años acaricia el Foro Económico Mundial[11] con el objetivo de crear un instrumento de crédito social para el control de la población. Así, a los ciudadanos que no obedezcan se les dificultará llevar una vida normal (cajeros, supermercados, restaurantes, viajes, etc.).

Éste es el motivo por el que la UE, laboratorio por excelencia del globalismo, ha extendido el pasaporte Covid un año más a sabiendas de su inutilidad epidemiológica.

Vacunas innecesarias e ineficaces
Las “vacunas” Covid, que han sido el producto más lucrativo de la historia de la industria farmacéutica, fueron aprobadas con demasiada celeridad por unos reguladores sujetos al conflicto de interés de las puertas giratorias y que apenas supervisaron los ensayos clínicos, según ha denunciado el British Medical Journal[12].

Avariciosas empresas farmacéuticas, reguladores que miran hacia otro lado, globalistas megalómanos y políticos ignorantes y sin escrúpulos. ¿Qué podía salir mal?.

Para poder aprobar las “vacunas” primero tuvieron que demonizar o prohibir tratamientos tempranos baratos y prometedores porque, de haber existido un tratamiento eficaz, no habrían podido aprobarse por vía de emergencia.

El carácter universal del programa de vacunación nunca estuvo justificado, pues en adultos sanos, jóvenes o niños (para quienes la enfermedad cursaba leve) no se cumplía el requisito de necesidad.

Tampoco fueron nunca necesarias para quienes ya habían pasado el Covid, pues prácticamente siempre (y el Covid no era una excepción[13]) pasar una enfermedad infecciosa genera una respuesta inmunológica natural más potente y duradera que vacunarse contra ella[14].

Sin embargo, el contubernio buscaba una vacunación “universal”, y para ello desató una campaña que, por primera vez en la Historia, negó la inmunización natural. Este ninguneo de nuestro maravilloso sistema inmunitario encajaba en la Cultura del Miedo, que busca que sólo confiemos en el Poder, y no en nosotros mismos.

Por otro lado, pronto quedó evidente que las “vacunas” tampoco cumplían el requisito de eficacia: los vacunados continuaron contagiándose a mansalva y, con el rapidísimo decaimiento de la protección otorgada, siguieron muriendo por Covid, hasta el extremo de que cuando el 80% de los muertos por Covid en España eran personas perfectamente vacunadas (marzo del 2022) y el gobierno dejó de publicar los datos[15].

El elefante en la habitación: los efectos adversos
A pesar de ello, continuaron las dosis “de refuerzo” de unas inyecciones que no sólo no funcionaban (¡cuatro inyecciones en 18 meses!), sino que causaban un nivel de efectos adversos sin precedentes[16], concentrados, según parece, en un intervalo de pocos meses tras la inyección.

Así, el significativo exceso de mortalidad cardiovascular (inexplicada, según los medios) “está probablemente causado por las vacunas ARNm”, en palabras de uno de los más prestigiosos cardiólogos británicos, otrora defensor de las vacunas Covid[17]. La evidencia estadística apoya esa conclusión.

De hecho, ya en junio de 2021 un estudio advertía que las vacunas podían causar dos muertes y cuatro efectos adversos graves por cada tres muertes que evitaban[18].

La actual epidemia de muertes súbitas[19], incluyendo jóvenes de 22 años muertos una semana después de vacunarse y con autopsia e informe forense declarando que la causa fue la vacuna[20], y los graves problemas isquémicos y cardiovasculares en niños, jóvenes (incluyendo deportistas de élite), adultos y ancianos perfectamente sanos (miocarditis y pericarditis[21], ictus[22], arritmias[23], trombosis y trombocitopenia, embolia pulmonar[24], etc.) no son los únicos efectos adversos conocidos.

Están documentados graves efectos oculares[25], herpes zóster[26], parálisis facial de Bell[27], neuropatías[28], desórdenes menstruales[29], reducción de fertilidad[30] y existen sospechas sobre potenciales efectos aceleradores en cánceres[31] [32]. Ante esta avalancha de evidencias, ¿Dónde están los médicos?.

Algunos continúan achacando el exceso de mortalidad cardiovascular al Covid. Sin embargo, un reciente estudio israelí sobre 200.000 convalecientes de la enfermedad no observó en ellos ningún aumento de incidencia de miocarditis o pericarditis[33].

Si fuera el Covid, ¿por qué no se produjo este exceso de mortalidad cardiovascular en el 2020, cuando el virus era mucho más agresivo? ¿Por qué ha tenido una correlación temporal con las campañas de vacunación y revacunación?.

Ciertas autoridades van reculando. Dinamarca ya no ofrece las vacunas a menores de 50 años, salvo receta médica por comorbilidades[34] (como debería haberse hecho desde un principio). El Estado de Florida (población: 21 millones) no las recomienda a menores de 40, pues según sus autoridades sanitarias los riesgos de las vacunas superan los beneficios para ese rango de edad[35] (lo cual es cierto). Y Suecia[36] tampoco recomienda ni ofrece ya vacunar a menores de 18 años. ¿Lo han leído o visto eso en algún medio?.

Durante dos años, quienes denunciaban esta locura basándose exclusivamente en datos eran tildados paradójicamente de “negacionistas” y se censuraban sus escritos, como me pasó a mí en el diario Expansión, sedicente liberal, cuando denuncié la irracionalidad e inmoralidad de vacunar a los niños contra el Covid. En este caso la censura fracasó, pues el artículo fue leído por más de 350.000 personas en este blog.

Y durante dos años, las autoridades sanitarias y los colegios médicos intimidaron a los valientes facultativos que osaban alzar su voz en defensa de la evidencia científica[37]. Ahora está cambiando la marea, y médicos de todo el mundo están denunciando lo que ha constituido el mayor escándalo de salud pública de la Historia.

Nunca más
Este fue el infierno que nos hicieron pasar con el Covid. ¿Cómo podemos sacudirnos el hechizo y evitar que se repita?. El primer paso es mantener una desconfianza axiomática en el Poder y limitar el consumo de medios de comunicación, a los que debemos ver como son en realidad. Principal correa de transmisión de la Cultura del Miedo, no son una fuente fiable de información, pues a la ignorancia ideologizada del gremio se une la contaminación de la mentira, del sensacionalismo y de los intereses creados.

Así, aunque aparenten mantener posturas diferentes en lo banal (los rifirrafes de la política nacional), apoyan obediente y unánimemente las consignas verdaderamente relevantes para la cultura de hoy (Covid, cambio climático, etc.).

Si queremos informarnos en profundidad sobre un tema, busquemos fuentes primarias, apliquemos el sentido común y preguntémonos quién tiene interés en que creamos algo y se beneficia de ello. Como decía Santayana, el escepticismo es la castidad del intelecto.

Idéntica recomendación de dieta se aplica a las redes sociales, eficaces herramientas de control diseñadas para crear adicción y hasta ahora enemigas de la libertad de opinión, aunque Elon Musk en Twitter quizá cambie el statu quo.

También debemos desarrollar técnicas heurísticas para distinguir la verdad de la mentira, no dejándonos manipular por falacias[38]y dando por sentado que, si algo es censurado, por defecto debe tratarse de una verdad que se quiere ocultar.

Finalmente, cuando nos abrumen las incertidumbres del futuro, las profecías apocalípticas o las tragedias con que nos asusta la Cultura del Miedo, volvamos la atención al presente y refugiémonos en la fortaleza inexpugnable de nuestro círculo de amor, del pequeño mundo real que nos rodea, de nuestra sencilla vida cotidiana, levantando el puente levadizo que nos separa de los terrores reales e imaginarios, lejanos en el tiempo y en el espacio, que la Cultura del Miedo agita para asustarnos.

Como aconsejaba Sir William Osler en su conocido discurso de Yale en 1913, “cultivemos el hábito de vivir cada día en compartimentos estancos, pues soportar hoy la carga de mañana, sumada a la de ayer, hace flaquear al más fuerte[39]”.

Querido lector: el buen combate contra la Cultura del Miedo es duro, pero la victoria ofrece como recompensa la alegría de vivir, la paz interior y la libertad. No se rinda. Fe ciega en el triunfo.

Fuentes y referencias:

[1] An empirical estimate of the infection fatality rate of COVID-19 from the first Italian outbreak (medrxiv.org) y Bulletin of the World Health Organization (nih.gov)
[2] ITCoronavirus.pdf (sanidad.gob.es)
[3] Age-stratified infection fatality rate of COVID-19 in the non-elderly informed from pre-vaccination national seroprevalence studies | medRxiv
[4] State of fear: how ministers 'used covert tactics' to keep scared public at home (telegraph.co.uk)
[5] Post-lockdown SARS-CoV-2 nucleic acid screening in nearly ten million residents of Wuhan, China | Nature Communications y Household Transmission of SARS-CoV-2: A Systematic Review and Meta-analysis | Global Health | JAMA Network Open | JAMA Network
[6] Exaggerated risk of transmission of COVID-19 by fomites - The Lancet Infectious Diseases
[7] Great Barrington Declaration (gbdeclaration.org)
[8] Mental Health and COVID-19: Early evidence of the pandemic's impact: Scientific brief, 2 March 2022 (who.int)
[9] ¿Las medidas físicas, como el lavado de manos o el uso de mascarillas, detienen o frenan la propagación de los virus respiratorios? | Cochrane y Landmark Danish study finds no significant effect for facemask wearers | The Spectator
[10] Tribunal Supremo y pasaporte covid - Fernando del Pino Calvo-Sotelo (fpcs.es)
[11] Digital Identity - Why It Matters and Why It's Important We Get It Right > Press releases | World Economic Forum (weforum.org)

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