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Armas de supervivencia: Cómo emplearlas para sobrevivir realmente

Publicado en por Skiper

Autor: Pablo Endronkin

Fuente: www.amdinia.com

 

Respecto de las armas en general y particularmente las de fuego en materia de supervivencia siempre han existido dos posturas caracterizadas por una dicotomía televisiva de los ochenta: ¿Rambo o Mc Gyver? Pero sin afirmar cualquiera de los extremos hay que decir que las armas tienen un lugar en el equipo de supervivencia.

Quizás usted lleve o no consigo una ballesta, un arco, una pistola, revólver, rifle, carabina, cuchillo o escopeta pero en muchos casos la decisión de usar o no estas herramientas se basa más en el temor a sanciones legales, miedo por desconocimiento o una idea fundamental y básicamente negativa de las armas, y no a decisiones prácticas. Es decir, no es la concepción de utilidad lo que prevalece en la decisión de portar o poseer o no armas de cualquier tipo. Pero antes de descartar el uso posible de un arma tenemos que preguntarnos a nosotros mismos un par de cosas:

 

¿Podría ayudarnos a sobrevivir una pistola, cuchillo, etc? Y la respuesta es que si dependemos de la caza para obtener nuestro alimento o debemos actuar en defensa propia, un arma puede resultar decisiva.

 

¿No llevar un arma puede tornar nuestras posibilidades de supervivencia en contra nuestra? Considerando lo anterior, sí, y digo esto de forma objetiva. En situaciones extremas y a falta de otros medios o técnicas que eventualmente pudieran sustituir a un arma - el dominio impecable de las artes marciales, por ejemplo - no contar con un arma puede hacer que sobrevivir se nos torne más difícil.

 

¿Nos arriesgaríamos a morir solamente por pensar que las armas son malas? No sé cual será su caso, estimado lector, pero al menos en el mío la supervivencia viene primero y las consideraciones morales después. No es cuestión de jugar a los cowboys todo el tiempo, pero en algunos contextos de nada sirve ser pacifista: Varsovia se sublevó contra las tropas de ocupación alemanas usando armas, y no con marchas de protesta. Si a usted le interesa más convertirse en mártir, digamos que es una opción válida pero que nada tiene que ver con la supervivencia. Si los polacos simplemente hubieran marchado, la SS no hubiera tenido ningún inconveniente en despedazarlos con ametralladoras, y a cambio de nada. Por medio de la sublevación, al menos los habitantes de la capital de Polonia pudieron hacer una contribución al esfuerzo de guerra aliado y no murieron en vano.


Pero dicho todo esto también hay que advertir que en materia de supervivencia se trata de entender los motivos y la forma en la que las armas deben ser utilizadas, como una herramienta o componente más de cualquier equipo o kit de supervivencia, y hay que advertir que no se debe analizar la cuestión partiendo de la base de utilizar a la supervivencia como un pretexto para lo paramilitar o bien para la tenencia o uso desmedidos del armamento. Y esto tiene que ver tanto con razones legales y políticas - por la naturaleza que en general tienen los grupos paramilitares - como prácticas y que tienen que ver con la ecología, el respeto por la vida y la seguridad de los propios usuarios.

A veces hay que cazar, pero de ahí a asumir que dispararle a toda cosa que se mueve es un entretenimiento, hay una gran distancia.


Y como acabo de comentar, también hay cuestiones de seguridad para tener en cuenta: Usar cualquier tipo de arma de forma eficaz y segura requiere de habilidad y entrenamiento. Cuando cualquier nuevo recluta ingresa a cualquier tipo de ejército, se le enseñan algunas cosas básicas antes que nada, incluyendo disciplina, limpieza y las técnicas básicas de tiro porque lo que se busca es que sepa usar el armamento que se le dará. Un integrante de una fuerza de élite siempre será mucho más eficiente usando - digamos - un M16 o un FAL que un recluta bisoño que cuente con el mismo armamento. La diferencia, traducida en eficiencia de combate, menores costos en munición y equipos, y mayor expectativa de vida se deben, obviamente, al distinto grado de entrenamiento con el que cuentan ambos combatientes. En otras palabras: Contar con armamento sofisticado no garantiza de por sí la supervivencia de nadie y en muchos casos, a mayor sofisticación en manos de gente no capacitada, habrá mayores problemas. Imagínese que sucedería si la hija de su vecino o su tio echaran mano en algo como una ametralladora Minimi que usted se acaba de comprar, y accidentalmente tiraran del gatillo.

 

Y aquí le damos algunos consejos para tener en cuenta respecto a sus armas:

Ocultar el armamento de supervivencia es imprescindible si las hipótesis incluyen la posibilidad de enfrentarse contra otras personas en defensa propia; así se conserva la ventaja de la sorpresa.

 

Las armas de supervivencia, sin importar el tipo, deben ser revisadas como mínimo una vez por día mientras dura la situación de emergencia o de peligro, e incluso con mayor frecuencia. Debe garantizarse su funcionamiento.

 

Hay que mantener la calma antes de decidir utilizar el armamento de supervivencia; un apuro puede derivar en consecuencias lamentables. Nunca le apunte a algo a lo que no está seguro de buscar matar, y cuando dispare, hágalo a matar. Si no quiere matar, entonces no desenfunde su arma.

 

No sobreestime la capacidad de sus armas en materia de supervivencia; el mejor equipo de supervivencia es su propia mente.

 

No adquiera armamento de supervivencia que no sepa utilizar de antemano. Las emergencias no constituyen las mejores situaciones en las cuales aprender esas cosas.

 

No piense que porque a otra persona un arma determinada le sirve perfectamente, también le va a servir a usted: Los aborígenes australianos pueden emplear sin problemas un boomerang, pero eso no quiere decir que cualquiera pueda hacerlo también sin entrenamiento.

 

Mantenga su armamento siempre en sitios seguros pero de forma que esten a su alcance rápidamente.

 

No mate sin necesidad; nuestros antepasados lejanos fueron cazadores y recolectores, y sabían que matar por diversión era en realidad despilfarrar recursos. Ahora sabemos algo más sobre el valor de la vida y cual es el impacto ecológico de las matanzas innecesarias.

 

No celebre la matanza con trofeos. Imagine lo que sentiría su familia si un extraterrestre alguna vez colgara de algo que se parezca a una pared en su hogar la cabeza embalsamada del padre de usted.

 

Ahorre municiones; en situaciones de supervivencia nada debe desperdiciarse.

 

No emplee su arma si corre el riesgo de dañar o herir a otra cosa que no sea su blanco primario.

 

Respetar la ley es lo que se debe hacer, pero de nada sirve hacerlo si como resultado de ello uno va a morir.

 

Si usted porta un arma y al mismo tiempo piensa en términos racistas, entonces probablemente no la posee por cuestiones de supervivencia sino de supremacía racial. Podría meterse en problemas antes de lo que piensa, así que si este es su caso, piénselo dos veces y deje su armamento en casa.

 

Las armas no son ni malas ni buenas, ni tampoco son juguetes; son herramientas peligrosas y deben ser tratadas como tales.

 

Asuma siempre que su arma está cargada, afilada o lista para matar. No juegue con ella.

 

Practíque el mantenimiento, desarmado y armado de su arma hasta que pueda hacerlo con los ojos cerrados.

 

Nunca le preste su arma de supervivencia a otra persona.

 

Si usted está de mal humor o perturbado por cualquier causa, no tome su arma en sus manos. Déjela guardada y tranquilícese.

 

Una vez que le esten disparando a usted, responda con disparos; en ese punto ya no hay lugar para la negociación o la reflexión y debe asumirse que su adversario se ha convertido en un enemigo con intenciones mortales. Elimine la amenaza o retírese bajo su propio fuego de cobertura, pero no se quede sin hacer nada, preguntándose por qué razón alguien estaría tratando de hacerle tanto daño.

 

Si tiene que matar, cause el menor sufrimiento posible. Si causa sufrimiento innecesario, entonces no debería utilizar un arma.

 

No emplee armas o técnicas que pueden dejar efectos colaterales de largo plazo, como por ejemplo, flechas envenenadas o balas rellenas con mercurio. Recuerde que se trata de emplear un arma para sobrevivir, y no para dañar o herir fuera del contexto inmediato de una emergencia.

 

Trate a su arma de supervivencia como a un secreto de estado. No la emplee como su armamento primario si es posible; utilícela lo suficiente como para tener buena práctica en su uso, pero manténgala con el menor nivel de utilización posible para evitar un desgaste innecesario o desperfectos derivados de la fatiga de sus componentes.

 

No juegue al héroe entrometiéndose con su arma en situaciones que no le corresponden por defensa propia. Llame a la policía si es necesario.

 

Cada vez que piense en usar su arma, piense también en un motivo para no usarla.

 

Usted va a poder conocer su arma tanto como se conoce a sí mismo. Los mejores guerreros siempre han sido gente muy espiritual.

 

Si todos le dicen que debe ser más cuidadoso con sus armas, probablemente tendrá que serlo.

 

Nunca se apunte a sí mismo con su arma.

 

Si alguien ha visto dónde oculta usted su arma de supervivencia, cámbiela de lugar, sin excepción.

 

Un arma de supervivencia debe ser simple y duradera, sin decorados y accesorios innecesarios; debe ser de fácil reparación y contar con suministros asequibles o piezas de recambio en cualquier sitio.

 

Las armas de supervivencia deben ser lo suficientemente livianas y cómodas para como para que al llevarlas encima, uno no las sienta. Si incomodan, se obtendrá una tendencia a sacárselas de encima o dejarlas en cualquier parte, y así se perdería de vista su propósito esencial.

 

Nunca asuma que sabe más que su oponente.

 

Nunca asuma que no va a sobrevivir. Acostúmbrese a pelear para ganar.

 

 Revise de manera precisa la legislación vigente sobre el tipo de armas de supervivencia que se aplican en su jurisdicción o aquellas que planea visitar. Sepa al menos a qué atenerse y en el peor de los casos, recurra a armas no convencionales o incluso al uso de su propio cuerpo, aprendiendo artes marciales, si no le queda otra alternativa. Qué tipo de arma usted usará es una cuestión secundara: Lo importante es no quedarse sin una porque en ese caso estará a merced de otros. Y eso es lo mismo que resignarse a ser una víctima o un refugiado.

 

Por último, nunca olvide que las armas son siempre contextuales en el terreno de la supervivencia.

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